Carlota Monje García 

31 de marzo de 2024

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De hace unos años en adelante podemos ver que los cambios en el discurso social acerca de la división de género en roles de la sociedad, en tareas o productos se ha ido desdibujando más y más, la moda no se ha quedado atrás.  

 

La creciente voz que han tomado los integrantes del colectivo LGTBIQ+ y el feminismo han sido algunos de los factores que han acelerado el cambio, pues, sus voces han sido las que han luchado desde hace décadas por un mundo más flexible con los rígidos estereotipos de género, la expansión del binarismo, la garantía de derechos iguales para todas las personas y la eliminación de etiquetas innecesarias acerca de la identidad de las personas dentro de una sociedad. 

 

Otro de los factores que ha generado esta tendencia de moda genderless o como se decía antiguamente “unisex” es la tendencia hacia modas que cruzan las imágenes asociadas a las identidades de género, las personas que se identifican como mujeres han adoptado tendencias más andróginas y oversize en su armario y, en cambio, las personas que se identifican como hombres han tendido hacia romper las barreras de las prendas con el uso de algunas como faldas o vestidos en sus outfits. 

 

Estos cambios sociales no son solo un reflejo de la evolución cultural, sino también del desafío de las generaciones más recientes hacia los arquetipos más anticuados que encierran las identidades de las personas en espacios concretos de los que no pueden salir. 

 

La evolución de la moda y la historia siempre han ido de la mano, algunos de los sucesos más importantes han marcado cambios en tendencias en lo que al textil se refiere, ya fuere por motivos de practicidad o por cambios en el pensamiento. Un claro ejemplo de esta correlación de hechos es el comienzo del uso del pantalón en mujeres. A finales del siglo XIX las mujeres eran arrestadas si se ponían este tipo de prenda para su vida diaria y de movimientos como el sufragismo vienen estas tendencias de rebelión versus la constricción literal y figurada a las mujeres en la moda y en la vida. Del corsé al pantalón o eso intentó por primera vez cambiar la Dra. Mary Livermore quien desgraciadamente tuvo que desistir en su misión por los numerosos incidentes y continuado acoso que le impedían tener una vida segura. 

 

No es hasta la llegada de la Segunda Guerra Mundial cuando las mujeres vuelven a hacer uso de la prenda por necesidad. Tenían que trabajar para sacar adelante a sus familias, cuando la mayoría de hombres estaban en combate y las faldas eran un peligro y un gran obstáculo para las cadenas de producción fue cuando el retorno de los pantalones se hizo popular. Coco Chanel lanzó a principios de S. XX de sus primeros diseños incorporando los pantalones como prenda de alta costura, trajes y conjuntos en los que la falda no tenía lugar fueron la clave para la popularización con éxito de esta prenda entre las mujeres sin ser por necesidad u obligación, había llegado una nueva tendencia.  

 

Está claro que como todo lo sujeto a la personalidad, está en constante cambio, y más si está atado a las mentes en constante metamorfosis que conforman el mundo. Lo que hoy es negro, mañana será blanco y pasado será gris y es por ello que es importante establecer unas bases del juego que permitan seguir avanzando en un mundo mucho más permisivo, con líneas mucho más dispersas y desmarcadas.